Así que había varias razones buenas y amenas para que Jesús presentara la verdad mediante parábolas ante la incredulidad, la apatía y la oposición tan común a su ministerio (cp. Mateo 13:58; 17:17). Al ser explicado, las parábolas eran esclarecedores ejemplos de verdades cruciales. Y Jesús explicó con toda libertad sus parábolas a sus discípulos. Sin embargo, para los que se mantuvieron inflexibles en su negativa a escuchar, las parábolas permanecieron como enigmas inexplicables y sin significado
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